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En la Costa Rica actual, no es extraño que las personas no sepan por quién votar. A pesar de que en todos los procesos electorales siempre han existido sectores de la población con dudas de por quién votar, en los comicios de los últimos 20 años estos grupos han crecido considerablemente. Este aumento ha coincidido con el debilitamiento de las lealtades con los partidos políticos, la reducción de la asistencia a las urnas y la transformación del bipartidismo al multipartidismo.  

En elecciones previas al 2002, más del 95% del electorado ya tenía decidido y comprometido su voto desde mucho antes de que iniciara la campaña. La alta simpatía partidaria de la ciudadanía dejaba poco espacio para la incertidumbre. Hoy en día la situación es muy distinta, pues las carreras por obtener la presidencia de la República arrancan con uno de cada dos votantes (50%) en condición de indecisos.

Además de estas transformaciones recientes, la indecisión política de la ciudadanía muestra en 2021 una tendencia poco usual en comparación con los procesos electorales previos de 2014 y 2018. Por lo general, la cantidad de personas indecisas tienden a disminuir conforme se acerca la fecha de una elección. En cierta forma, esto se trata de un comportamiento esperable y lógico. No obstante, los estudios de opinión recientes del CIEP-UCR indican que en la actual campaña el porcentaje de personas indecisas ha aumentado en lugar de disminuir.

Gráfico: Porcentaje de personas indecisas durante la campaña electoral. 2013-2021

Fuente: CIEP-UCR.

Independientemente de si las personas indecisas son pocas o muchas, el respaldo de este grupo es de gran relevancia para el resultado electoral. En la época en la que dichas personas eran pocas, como en las elecciones del siglo anterior, los partidos hacían todo tipo de esfuerzos por convencerlas y con ello inclinar la balanza a su favor. Ahora que son muchas más personas en esta condición, se convierten en poblaciones muy “apetecidas” electoralmente, al ser votantes decisivos y determinantes para adueñarse del Poder Ejecutivo y de la Asamblea Legislativa.

Una elevada indecisión de la ciudadanía también tiene efectos en la política electoral. Al tratarse de grupos más numerosos del electorado y con débiles vínculos con los partidos políticos, las personas indecisas producen cambios repentinos en las preferencias y en la intención de voto, que incluso han dado origen a resultados sorpresivos e imprevistos. 

En estudios de seguimiento de la preferencia de los votantes en 2018 y en 2021, el Informe Estado de la Nación ha identificado la existencia de distintos tipos de indecisos. A las personas que nunca tuvieron una candidatura a lo largo de la campaña se les nombra como indecisos clásicos. Por otra parte, hay personas que luego de manifestar su respaldo a alguna candidatura, en entrevistas posteriores reportan volver a estar indecisas, por ello se les denomina como arrepentidas.  A su vez, otra parte del electorado que anteriormente mencionaba estar indecisa, indica luego respaldar a alguna candidatura, es decir, pasan de la incertidumbre a la decisión. También hay algunas personas que cambian de intención de voto de una candidatura a otra, a éstos votantes se les conoce como swingers. En futuras publicaciones se profundizará en estos grupos de personas indecisas y sus efectos en la política electoral.  

Créditos:

Edición de texto: Pamela Jiménez.