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En Costa Rica, muchas cosas que creemos que hace el gobierno pasan por la Asamblea Legislativa. En el Congreso se aprueba el presupuesto de la República, se nombran las magistraturas de la Corte Suprema de Justicia y se aprueban los préstamos internacionales. En los últimos años la composición del Parlamento cambió, mucho tiempo estuvo conformada por dos partidos principales y era normal que el partido de gobierno tuviera mayoría. Hoy en día eso no es así, pues hay más partidos representados y ninguno con mayoría legislativa.

De hecho, en los años 1986-1998 alrededor del 80% de las leyes que se aprobaban eran de iniciativa del Ejecutivo; en el presente siglo el Legislativo ha dominado la agenda. Por eso, conocer cómo se eligen las diputaciones es un tema tan importante como la misma elección de la presidencia.

En las elecciones legislativas la ciudadanía vota por una lista de candidaturas de un partido político y no por candidaturas individuales. Los diputados y diputadas costarricenses son designados por provincia. Las provincias más pobladas eligen más congresistas. Por ejemplo, en San José se nombran 19 personas diputadas, mientras que en Guanacaste se nombran 4.

Para entender cómo son asignadas las curules de la Asamblea Legislativa se utilizan dos procedimientos: en primer lugar, se aplica el cociente y en caso de que queden plazas por asignar se aplica la cifra residual. Enseguida se describe la aplicación de estos dos procedimientos con un ejemplo reciente.

Fuente: Alfaro, M. a partir de Gómez, S.

Primer mecanismo de asignación

Cociente electoral: es la cifra que se obtiene al dividir la cantidad de votos válidos entre el número de escaños legislativos en cada provincia. El cociente constituye el primer umbral para que un partido político alcance escaños. Los partidos obtienen tantos escaños como cantidad de cocientes.

A manera de ilustración, en la provincia de Puntarenas en la elección de 2018 se registraron un total de 167.971 votos y 5 curules legislativas en disputa. Utilizando el procedimiento mencionado anteriormente, el cociente electoral ascendió a la suma de 33.594 votos. Un partido que haya obtenido esa cifra de votos o más, se queda con un escaño legislativo, o con más de uno en caso de que su cantidad de votos supere significativamente este primer umbral. Dicho de otra manera, por cada votación de un partido, equivalente a un cociente electoral, la agrupación se adueña de una curul. Si la votación alcanza para dos cocientes se le asignan los dos.

Siguiendo con el mismo ejemplo, Restauración Nacional obtuvo 41.795 votos y el PLN 36.257. Con esa cantidad de votos ambos partidos tuvieron derecho a un escaño por cociente cada uno, pero no les alcanzaba, a ninguno de ellos, para una segunda curul por este primer mecanismo, por lo que era necesario recurrir a un segundo procedimiento para distribuir los escaños restantes, como se mencionará enseguida.

Los votos “sobrantes” después de restarles la cifra del cociente fueron 8.200 en Restauración Nacional y 2.662 en el PLN. Estos residuos van a ser claves en el segundo procedimiento de distribución, pues de las 6 curules disponibles se asignaron únicamente 2 en esta primera etapa.

Segundo mecanismo de asignación

Cuando ningún otro partido posee una cantidad de votos igual o mayor al cociente electoral entra en juego el segundo procedimiento. En este segundo mecanismo, los partidos se ordenan de mayor a menor según la cifra residual de los votos recibidos y se le asigna una curul a aquella agrupación cuya votación total (o la resultante de los residuos obtenidos después del primer procedimiento) sea igual o mayor al subcociente electoral. En Puntarenas en 2018 ese subcociente fue de 16.797 votos.

Subcociente electoral: es una cifra que corresponde a la mitad del cociente. Se trata del segundo umbral para competir por puestos en el Congreso. Si la votación de los partidos no supera el subcociente no tienen derecho a entrar en la repartición de curules.

Al ordenar a los partidos de acuerdo a sus votos de mayor a menor, las 3 curules pendientes son asignadas de la siguiente manera: uno a Restauración Nacional (8.200 votos), uno al PLN (2.662), y uno al PUSC con 24.071 votos. Al PUSC la votación obtenida no le alcanzó para superar el cociente (primer umbral), pero sí para superar el subcociente.

Distorsiones del sistema de asignación de curules

En la elección de la que hemos venido hablando, el PIN obtuvo 15.519 votos. Esa cantidad de votos es mayor que el residuo del PLN y de Restauración Nacional. ¿Por qué entonces el PIN no obtuvo ninguno de los escaños en disputa? Por dos razones. La primera, porque no superó el umbral del cociente y la segunda porque no alcanzó a superar el umbral del subcociente. El caso del PIN no es el único paradójico al aplicar unas reglas electorales que “magnifican la derrota de los perdedores y la victoria de los ganadores”.

En un escenario de alta incertidumbre e indecisión como el del 2022, la posibilidad de que el voto se fragmente y que ningún partido alcance el subcociente para entrar a la repartición de escaños es una posibilidad (remota, pero posible). Ante esta posibilidad, el TSE se vería en la necesidad de interpretar la normativa y sus lagunas en esta materia, para lo cual cuenta con las competencias jurídicas y la experiencia jurisprudencial. 

Créditos:

Edición de texto: Leonardo Merino.