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¿Cuántos diputados ha obtenido cada partido político desde 1953?

La revisión histórica del éxito electoral, medido por la cantidad de legisladores obtenidos por cada partido desde 1953, evidencia que el sistema ha transitado por diversas etapas de reconfiguración. Como se observa en el gráfico, el PLN es el más estable, y el único que ha tenido presencia continua desde 1953. Hasta finales de la década de los setenta, la oposición a ese partido no logró estructurarse como una fuerza política homogénea. Por el contrario, numerosas agrupaciones tuvieron una importante participación en el Congreso, pero no se mantuvieron vigentes por mucho tiempo. Tal fue el caso, por ejemplo, del partido Unificación Nacional, que consiguió una amplia representación legislativa, pero únicamente en tres períodos: 26 curules en 1966, 22 en 1970 y 16 en 1974.

A partir de 1986, con la fundación del PUSC, se consolidó el bipartidismo. Por cerca de veinte años el sistema de partidos mantuvo una alta estabilidad y una fuerte adscripción ciudadana a dos agrupaciones dominantes: el PLN y el PUSC. Sin embargo, a finales de la década de los noventa ese modelo comenzó a erosionarse, lo que dio paso a una nueva etapa. En las elecciones de 1998 y 2002 incursionaron otras fuerzas políticas que desde entonces tienen representación en el Congreso: el ML, el PAC y Renovación Costarricense (RC). Poco después aparecieron el FA, Restauración Nacional (RN) y el Partido Accesibilidad sin Exclusión (PASE). En la actualidad, la Asamblea Legislativa tiene la conformación más fragmentada desde 1953 (nueve partidos). Este fenómeno ha generado una pluralidad que fortalece la democracia, pero también nuevos retos en la toma de decisiones, dado que ninguna agrupación tiene la mayoría parlamentaria.

 

Poder electoral de los partidos políticos, según cantidad de legisladores. 1953-2014 
(en orden de antigüedad)

En síntesis, la evidencia expuesta confirma que el sistema costarricense de partidos políticos vive una etapa de cambios y reconfiguraciones. Los más tradicionales sufrieron un considerable debilitamiento, por la incapacidad de ampliar sus márgenes de apoyo y mantener las afiliaciones que los favorecieron en el pasado. El reto de las agrupaciones más jóvenes está en convencer a los votantes de que su oferta es distinta y de mayor calidad. En caso contrario, se exponen a ser relegadas por una ciudadanía sin fuertes adscripciones partidarias y altamente volátil en sus preferencias electorales.

Finalmente, cabe anotar que pese a la debilidad y la reducida confianza en los partidos, la población les asigna un rol preponderante, casi insustituible, en el sistema político, hecho que desde una perspectiva más amplia es señal de madurez democrática. Según el “Barómetro de las Américas” (2016), el 72% de la ciudadanía costarricense opina que los partidos son necesarios para que la democracia opere. Además, el 82% está en desacuerdo con la idea de que sería mejor para la democracia que las agrupaciones políticas dejaran de existir. Y, por último, el 83% considera que, si no hubiera partidos, la democracia funcionaría peor o simplemente desaparecería.

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